Faltan tres meses para el día de la jornada electoral y las piezas continúan moviéndose. Los candidatos ven cómo las encuestas los favorecen o por el contrario, los van rezagando en la contienda electoral, pero nada es estático; por lo tanto, nada está escrito aún y hay un actor político que quiere reescribir un capítulo ya conocido por todos: sacar nuevamente al PRI de los Pinos y ese es Ricardo Anaya.
El año 2000 y la «Alianza por el Cambio»
Podemos encontrar algunas similitudes con aquel proceso electoral, donde, ante la falta de legitimidad del gobierno priísta, los ciudadanos querían un cambio del partido gobernante y aunque no tenían una idea muy clara de quién querían que fuese el sucesor, sabían que el PRI había cumplido su tiempo. En aquel lejano año 2000, el contexto que rodeaba al partido tricolor era de desaprobación ante acontecimientos significativos, que aunque no se habían suscitado únicamente en el último sexenio, eran los que poco a poco comenzaban a configurar la transición: el surgimiento del EZLN, el “error de diciembre”, el FOBAPROA y el escándalo con el hermano del ex presidente Carlos Salinas, son solo algunos de los acontecimientos que pusieron al PRI en un camino lejos de Los Pinos.
Fue así que el 2 de julio la coalición “Alianza por el cambio”, conformada por los partidos PAN y PVEM, encabezada por Vicente Fox, logró un resultado histórico y tras obtener un 42.55% del total de la votación emitida, finalmente llegó a la Presidencia del país un partido distinto al que había encabezado el poder Ejecutivo por más de 70 años.
Pero ¿cómo se encuentran ahora estos partidos que fueron los protagonistas de aquella elección? Las cosas no lucen distintas para el Partido Revolucionario Institucional; desde que volvió a la Presidencia en el 2012, se ha encontrado en constantes críticas que comenzaron desde la campaña misma del entonces candidato Enrique Peña Nieto, el cual en este momento, tiene una aprobación de menos del 20%. No obstante, no solo se trata de una desaprobación hacia el Presidente, sino también hacia el partido, a diferencia de lo ocurrido en el 2000, pues el entonces Presidente Ernesto Zedillo tenía las cifras a su favor con más del 70% de aprobación.
No podemos olvidar también que este sexenio ha estado marcado por dos casos de corrupción graves perpretados por dos ex gobernadores de origen priísta: Javier Duarte y Roberto Borge, quienes enfrentan procesos judiciales. A ello podemos sumar también que aunque el PRI ganó la gubernatura en el Estado de México, entidad que nunca ha perdido, la de 2017 no fue la elección tradicional para el partido, pues se trató de un proceso sumamente reñido y que dividió el voto a favor de la candidata por Morena, siendo la primera vez que el PRI encontró verdadera oposición en esa entidad.
El año 2018 y el «Por México al Frente»
Ante estos acontecimientos, los partidos PAN, PRD y MC decidieron conformar el llamado Frente, con la intención de repetir lo ocurrido en el año 2000 y de nueva cuenta quitar al PRI, esta vez de la mano de Ricardo Anaya, quien en una elección interna bastante cuestionada, se convirtió en el candidato de la coalición.
Aunque no tiene experiencia como gobernador, inicio la precampaña prácticamente como un desconocido y se ha visto envuelto en cuestionamientos acerca de procedencia ilícita de su patrimonio, ha sabido mantener ese tema en bajo perfil y a lo largo de estas semanas ha logrado posicionarse en las encuestas, las cuales ya lo colocan en segunda lugar, solo por detrás de AMLO. Pero aun queda un largo camino por recorrer y será un tiempo crucial para observar si realmente esta coalición, a través de su candidato, tiene la fortaleza para repetir la historia y tras doce años en la cabeza del Poder Ejecutivo, regresar al PAN al cargo o bien, si las encuestas ya indican una tendencia y lo dejarán en un segundo lugar el día 1 de julio.
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