Definido por el Diccionario de la Real Academia Española (RAE), como la «capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador o un estado o situación adversa», la resiliencia es un componente clave para entender el proceso de renovación del Ejecutivo Federal que se llevará a cabo el próximo domingo, primero de julio.
Desde la óptica de lo psicológico, la elección presidencial está repleta de casos de resiliencia desde el representante de la coalición «Juntos Haremos Historia«, pasando por el afamado «Por México al Frente«, hasta «Todos Por México«, cada uno de los personajes de la escena electoral se venden como la única y más fiel opción.
Tanto Andrés Manuel López Obrador, como Ricardo Anaya y José Antonio Meade, las opciones más reales que apunta la opinión pública para ganar las elecciones, han aplicado algún grado de resiliencia y pragmatismo que los motiva a alcanzar su objeto de deseo: la presidencia de nuestro país.
Sin embargo, el electorado no puede dejar de lado que este determinado nivel de adaptación no suprime el pasado de cada uno de los candidatos, desde las naves industriales, la «estafa maestra» y los 12 años en campaña. La resiliencia será clave pero no sólo para los aspirantes a la silla presindencial sino, con mayor vehemencia, para los ciudadanos que votaremos el próximo domingo 1 de julio.
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EP