Fouché era un político francés pragmático, sin reglas que seguir, sin personajes que adular; fue girondino cuando le convino y jacobino cuando vio en peligro su cuello; sobrevivió al reinado del terror, al directorio y al periodo napoleónico, para terminar su vida en Italia, donde murió en 1820.

Fouché conspiró contra Robespierre, Napoleón y siempre, en todo momento, contra si mismo; su objetivo era el no tener objetivo más que seguir ahí, en las sombras del poder a pesar de los años, a pesar de la guillotina, a pesar del terror. Así es Bartlett, un genio político que a pesar de la caída del sistema, el fraude, sus traiciones y de su priismo nacionalista, sigue en los bordes del poder, silencioso, con movimientos sutiles, inapreciables, pasando de cargo en cargo, como secretario del presidente del PRI, Carlos Madrazo, o como Secretario de Gobernación, en donde pronuncio su famosa frase de la caída del sistema y su recompensa salinista al ser Secretario de Educación, pasando a ser senador del PRI y después, de manera “redimida” senador por el PT, hasta llegar a su nuevo nombramiento del presidente electo Andrés Manuel, como virtual director de la CFE.

Muchos años han pasado desde su primer vinculo con el poder y aún aquí sigue.  Bartlett es una figura vista por los siempre fieles lopezobradoristas como un personaje redimido y progresista que luchara por el bien del país; otros lo ven como un oportunista fraudulento, pero porqué no verlo como un genio pragmático que ha pasado a pesar de los partidos, presidentes, alternancias, pero sobre todo años, a seguir siempre ahí, en los fardos del poder, en los bordes de la política, dirigiendo hilos, moviendo piezas, “moviendo” a México.

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EP