El pasado 13 de septiembre se conmemoró el 52 aniversario de la «Marcha del Silencio«, uno de los capítulos más destacados de la protesta estudiantil de 1968.
A medio siglo de distancia, la Marcha del Silencio se distingue por haber agrupado a diferentes sectores de la población en su convicción por alcanzar un reconocimiento más amplio y seguro de sus derechos.
Y no cualquier tipo de derechos: sus derechos humanos que, en aquel entonces, eran una ficción más de la realidad social.
La violencia «legítima» de Díaz Ordaz
La Marcha del Silencio fue convocada por los integrantes del Consejo General de Huelga (CGH) tras el desalojo furibundo -y con un notable uso de violencia- que las fuerzas del Estado mexicano perpetraron contra manifestantes en la plancha del Zócalo capitalino. La inmaculada Plaza de la Constitución.
En esa oportunidad, el llamado «Heroico» Cuerpo de Granaderos, con apoyo de elementos en activo del Ejército mexicano, hicieron gala del «uso legítimo de la violencia«¹ para detener, de manera arbitraria, a las personas que se manifestaban. 1968: sin derechos, dignidad ni complacencias.
Las dos caras del silencio
El silencio de esta marcha tuvo dos connotaciones: el primero hizo referencia al enmudecimiento que tuvo el presidente Gustavo Díaz Ordaz sobre la protesta al momento de presentar su 4to Informe de Gobierno.
Hecho que, sin lugar a dudas, avivó el descontento de los sectores estudiantil, trabajador y campesino (entre otros que se sumaron al movimiento) que se habían manifestado a lo largo de su sexenio.
El segundo, fue un silencio más poético pero no menos contundente: la marcha del silencio fue «más elocuente que las palabras que acallaron las bayonetas«². Una crítica directa sobre el uso de la fuerza represiva del Estado. Ciego, ante una exigencia legítima.
A 52 años, ¿hemos avanzado?
Dos ejemplos son ilustrativos para solventar esta pregunta: la reforma política de 2011 y la nueva Constitución Política de la Ciudad de México; la cual, por cierto, entró en vigor el 17 de septiembre de 2018.
Ambas situaciones representan un avance en el RECONOCIMIENTO de ciertos derechos que son pilares de la positivización, del marco regulatorio, de la dignidad humana.
Hoy, los estudiantes convocan a una movilización que rememore los hechos lamentables que se registraron en el México de 1968, a más de medio siglo de distancia. Una cita necesaria para los defensores de los derechos humanos.
¹ Cfr. Weber, M. (1919). La política como vocación y como profesión.
² Castillo García, G. (2008). «El silencio, más elocuente que las bayonetas» en La Jornada. Disponible en: https://goo.gl/Nx4Twa
Imagen: Archivo UNAM