Este fin de semana, el presidente electo de México, Andrés Manuel López Obrador, declaró que, debido a la bancarrota en la que se encuentra sumida la economía mexicana, no será posible alcanzar la meta de cumplir todos los compromisos establecidos a lo largo de su campaña electoral.
Un hecho que no sería pretexto ya que, aseguró, desde su administración -que dará inicio el próximo primero de diciembre- se hará todo lo posible con los presupuestos asignados.
La respuesta de la SHCP
En esa tesitura, el titular de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), José Antonio González Anaya, afirmó que México tiene actualmente “finanzas sanas” y que no está en bancarrota, como lo señaló el presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, en Tepic, Nayarit.
Gracias a unas finanzas públicas sanas, una inflación convergente al rango del Banco de México (Banxico) y una sección financiera fuerte en capital y liquidez es como el país mantiene una estabilidad en materia económica.
En el marco de una reunión que sostuvo con integrantes del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), el secretario de Hacienda aclaró que para mantener dicha estabilidad macro “hay que asegurarse todos los día de mantener una situación de deuda relativamente baja» como la que se tiene actualmente, comparada con la de otros países.
Economía no es sinónimo de bienestar
En un documento publicado por el Centro de Estudios Económicos (CEE) del Colegio de México bajo el título MÉXICO, CRECIMIENTO CON DESIGUALDAD Y POBREZA. De la sustitución de importaciones a los tratados de libre comercio con quien se deje, una obra elaborada por el Dr. Manuel Gollás Quintero, revela que el crecimiento de la economía nacional no necesariamente es un beneficio para la población en su dimensión social.
Un fragmento de las conclusiones (página 114) del libro indican:
[…] A México se le ha puesto de ejemplo de como un país con una política que como objetivo principal aumentar el PIB, no resuelve el problema del desempleo ni tampoco el de la desigual distribución de lo que se produce en la economía. Algunos estudiosos en años tan recientes como los 90 han puesto también a México como ejemplo de cómo haciendo ajustes en los mercados se puede conducir a los países pobres al desarrollo y a la prosperidad.
Puede ser que la «bancarrota» anunciada por AMLO no sea propiamente económica, sino, más acorde a las desigualdades propulsadas por el mismo neoliberalismo.
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EP