¿Desechar la Reforma Educativa en su totalidad es la solución?

«La escuela al centro»

Ahora que el presidente constitucional, Andrés Manuel López Obrador, envió a la Cámara de Diputados una iniciativa en la que busca derogar la Reforma Educativa emprendida y llevada a cabo por la administración pasada, la pregunta que surge es: ¿tan mala era dicha reforma que vale la pena desecharla completamente?

Según la conferencia de prensa que dio, como todas las mañanas, el pasado 12 de diciembre, el mandatario justificó esta iniciativa con el derecho a la educación pública, gratuita y de calidad en todos los niveles escolares.

El argumento de eliminar todo el rastro de la reforma educativa parece que no se ha revisado en su totalidad ya que uno de los cambios de la misma fue el inciso “d” del artículo 3° constitucional: “Será de calidad, con base en el mejoramiento constante y el máximo logro académico de los educandos.” En ese sentido, la Constitución ya habla de una calidad en la educación que fue uno de los banderines de la pasada administración.

La principal crítica a esta reforma fue la creación de la Coordinación Nacional del Servicio Profesional Docente que tiene como fin el ingreso, promoción y permanencia de docentes en el Sistema Educativo Nacional a través de evaluaciones periódicas. Las formas en que se llevaron a cabo las primeras evaluaciones, así como el trato a la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), desencadenaron una serie de comentarios negativos que afirmaban que se trataba más de una reforma laboral que educativa.

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No obstante, la reforma educativa contaba con más acciones que la misma Secretaría de Educación Pública no supo comunicar. Una de ellas fue la implementación de la estrategia “La Escuela al Centro” que buscaba aterrizar, principalmente, seis líneas de acción que fortalecieran a las escuelas públicas de educación básica con un nuevo esquema de organización. Esto es, que cada uno de estos planteles contaran con lo mínimo indispensable para su funcionamiento, impulsando su autonomía de gestión.

Este proyecto se constituyó el 25 de enero de 2016, se encontraba integrado por un presidente que era el subsecretario de educación básica de ese momento, un secretario técnico, las y los subsecretarios de educación básica de todas las entidades federativas, así como los directores generales de todos los niveles educativos en cada estado.

Esta estrategia no contaba con recursos propios por eso no fue considerada como un programa federal, lo que buscaba era la organización de todas las autoridades educativas de educación básica, a nivel nacional, para consolidar una misma ruta con mismos objetivos y reunir las voluntades políticas de cada sector.

Las seis líneas de acción que impulsaba “La Escuela al Centro” eran:

  1. Nueva organización de la escuela con menos burocracia.
  2. Más recursos para las escuelas.
  3. Fortalecimiento de los Consejos Técnicos Escolares y la supervisión.
  4. Participación social efectiva.
  5. Mejor uso del tiempo en la jornada escolar.
  6. La escuela de verano.

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Cada una de ellas tenía un objetivo distinto, por ejemplo: la primera línea de acción buscaba que todas las escuelas contaran con el personal docente correspondiente de acuerdo a su organización. “La Escuela al Centro” organizaba reuniones con las autoridades federales correspondientes, a solicitud de alguna entidad federativa, para facilitarles el diálogo sobre las plazas que necesitaban dichos estados para completar sus plantillas docentes.

La segunda procuraba que los programas federales destinaran mayores recursos directos a las escuelas para que éstas decidieran utilizarlo de la forma que considerarán mejor, incentivando y fortaleciendo su autonomía de gestión; la tercera, impulsaba que se conformaran los Consejos Técnicos Escolares (CTE) y los Consejos Técnicos de Zona (CTZ), los CTE se organizan dentro de cada escuela con docentes y directivos antes del comienzo del ciclo escolar (fase intensiva) y una vez cada mes durante el periodo de clases (fase ordinaria). Se reúnen para tomar decisiones en conjunto para realizar y ejecutar su Ruta de Mejora que es una herramienta para que el CTE pueda planear, implementar, dar seguimiento, evaluar y rendir cuentas de las decisiones que tomarán a lo largo del ciclo escolar para resolver problemáticas, buscar soluciones para la mejora de aprendizajes de las y los alumnos, entre otros. Los CTZ realizan un trabajo parecido, pero a nivel escuelas de zona, es decir, se reúnen los integrantes de los CTE de cada una de las escuelas de una misma zona y con apoyo del supervisor, comparten experiencias y buenas prácticas para la resolución de problemas.

La cuarta línea de acción, gestionaba que las familias, en conjunto, participaran de manera más activa en la educación de sus hijas e hijos. Esta participación se ha llevado a cabo durante años a través de la Asociación de Padres de Familia, no obstante, se crearon también los Consejos Escolares de Participación Social en la Educación (CEPS) que, por medio de lineamientos propios, cuentan con actividades que impulsan dicha participación como los comités de contraloría social o la protección civil, entre otros.

La quinta, promovió la autonomía de gestión de cada escuela para decidir el calendario escolar que mejor se adaptara a sus necesidades. Para el ciclo escolar 2016-2017, existían las opciones de 185 días y de 200 días; la primera opción se aconsejaba para aquellas escuelas que, por cuestiones de clima, por ejemplo, debían clausurar antes sus clases en verano. La condición para acceder a esta opción era compensar el tiempo de quince días con algunas medidas como alargar el horario o implementar alguna actividad como la escuela de verano. Para el ciclo escolar 2017-2018 se establecieron el calendario de 185 días y el de 195 días, la razón de ser de la segunda opción se debió a que se utilizarían cinco días más de la fase intensiva de los CTE para actualizar a docentes, directivos, supervisores, asesores técnicos pedagógicos (ATP), etc., en el nuevo plan y programas de estudios.

La sexta y última, se enfocaba a organizar la “Escuela de Verano” para todas las entidades federativas que quisieran participar. Al no contar con presupuesto para esta actividad, “La Escuela al Centro” buscó las formas en que distintos actores de varias dependencias contribuyeran y apoyaran a las entidades para realizarlo; asimismo, se le dio el seguimiento y se visitaron algunos de los estados (escuelas) para conocer sus avances y buenas prácticas.

Tiempo después, esta misma estrategia también comenzó a liderar otros proyectos como “Familias Educadoras” que es un proyecto en el que, a través de las mismas familias, se imparten talleres buscando la interacción entre sí mismas y compartir experiencias sobre temas específicos que les ayude para fortalecer la relación con sus hijas e hijos. Otros proyectos son el fortalecimiento a Asesores Técnicos Pedagógicos a través de una consultora internacional (The Education Partners); terminó de consolidar la evaluación al extinto Programa Escuelas de Calidad con recursos de Banco Mundial y apoyó cada programa y proyecto de la Dirección General de Desarrollo de la Gestión Educativa de la Subsecretaría de Educación Básica.

Con base en todo lo anterior, se busca dar a conocer, de manera general, algunos otros elementos que conformaron dicha reforma con el fin de formar una opinión amplia sobre si es adecuado cancelarla toda o analizar cada cambio que se realizó y, a partir de ello, decidir qué mantener, qué modificar y qué, definitivamente, cancelar. Mientras tanto, “La Escuela al Centro” terminó con sus funciones el día 30 de noviembre del año pasado.

 

Imagen principal: ADN Político

 

EP

 

 

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