Esta mañana, el titular de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC), Alfonso Durazo Montaño, presentó el balance de seguridad en lo que va de la 4T: cifra negra, homicidios dolosos, robo de vehículos, etc.
Evaluaciones que, en medio de la conferencia matutina del presidente, Andrés Manuel López Obrador, revelaron ciertas contracciones en las tendencias de crecimiento para beneficio de las «estrategias» de seguridad de la actual administración.
Algo bueno en el marco de una estrategia de seguridad que se ha planteado atacar las causas que generan la violencia en nuestro país. Trabajo que busca concentrarse en los jóvenes a través de condiciones educativas y laborales favorables para su desarrollo integral.
Dicho en pocas palabras, una serie de acciones de gobierno diseñadas para alejar a la juventud de la posibilidad de convertirse en los nuevos activos del crimen organizado.
Nuestra realidad
Sin embargo, tan solo un par de horas después de la presentación del balance de seguridad en Palacio Nacional, el periodista de Milenio para los temas de justicia y seguridad, Rubén Mosso, presentó un video en el que se evidencia el reto mayúsculo de la actual estrategia de seguridad.
Niños con rifles de asalto. Armados y convencidos de «realizar una limpia«, mientras circulan a bordo de camionetas en el poblado de Almoloya de Alquisiras, en el Estado de México.
Niños, activos del crimen organizado
En el inicio de la 4T, Durazo Montaño reconoció que en nuestro país hay cerca de 460 mil niños ‘halcones’, menores de edad que se encuentran «armados hasta los dientes», su principal objetivo cuando apenas era nombrado titular de la nueva secretaría de seguridad.
El 23 de abril de 2019, la Red por los Derechos de la Infancia en México (RDIM) reiteró la obligación del Estado Mexicano de atender las recomendaciones del Comité de Derechos del Niño de la ONU quién en 2011 y 2015 le urgieron a cambiar la estrategia de lucha contra el crimen organizado por el alto impacto negativo en la niñez mexicana.
Esa es nuestra realidad. Un panorama cuya solución no corresponde a una administración presidencial sino que, más aún, requiere de la implementación de una estrategia transexenal para lograr el nada sencillo y por demás ambicioso objetivo de alejar a la juventud del crimen organizado.
Imagen Principal: Ruben Mosso – El Politólogo
EP