Columna invitada
La actividad de los líderes populistas en las redes sociales es preocupante, ya que se presentan como la principal fuente de información; afirmando que poseen la verdad y la información real. El papel y labor de periodistas y medios de comunicación se vuelve por tanto innecesaria.
Vivimos un momento en el que es fundamental fortalecer las democracias con un periodismo independiente e imparcial que de voz a la gran diversidad de personas que integran una sociedad; que continúe investigando casos de corrupción en el poder; y que mantenga a los ciudadanos informados de manera confiable. Ya no sólo es la violencia, la delincuencia y las redes sociales que han debilitado la labor periodística, ahora se suman los líderes populistas que utilizan las redes sociales incitando a la desinformación, al discurso de odio y a la polarización; desacreditando el periodismo profesional.
Los líderes populistas, sean de derecha o de izquierda, critican constantemente a la prensa y a los periodistas. Estos propagan el anti-pluralismo adoptando un enfoque político de «nosotros contra ellos» y proyectan la política como una batalla existencial de amigos contra enemigos. En este sentido, la prensa y los periodistas que cuestionan al gobierno son acusados de corruptos o de defender los intereses de las élites, siendo, por tanto, enemigos del régimen.
El auge del populismo coincidió con el crecimiento de las redes sociales y la pandemia por Covid-19, donde la mayoría de la gente tuvo que adaptarse a la vida digital en cuestión de días. El mundo en línea y especialmente las redes sociales aunque proporcionan espacios abiertos para promover la democracia, bajo la influencia de un líder populista, generalmente socavan los valores e instituciones democráticas; contribuyendo a la polarización social.
El asalto al Capitolio en Washington D.C demostró que incluso en Estados Unidos, la democracia es frágil; los gobiernos son vulnerables al populismo; y los ciudadanos son víctimas de campañas de desinformación. El debilitamiento del periodismo profesional y los medios tradicionales como parte de la estrategia de Trump durante su presidencia reforzó la falta de confianza de muchos estadounidenses a los medios de comunicación.
La actividad de los líderes populistas en las redes sociales es preocupante, ya que se presentan como la principal fuente de información; afirmando que poseen la verdad y la información real. El papel y labor de periodistas y medios de comunicación es por tanto innecesaria. A medida que los líderes populistas controlan la agenda del día, los medios dejan de ser los guardianes de la información.
Estos líderes ahora producen contenido para las redes sociales y lo distribuyen a través de audiencias específicas gracias a los algoritmos de las redes y las campañas pagadas; difundiendo información falsa o discursos que contribuyen al racismo, la xenofobia y el sexismo.
La profesora Shakuntala Banaji, del Departamento de Medios y Comunicaciones de la London School of Economics y que participó en la Cátedra Theodor Heuss 2021, organizada por la Fundación Friedrich Naumann por la Libertad y el ITAM, señaló que la desinformación se propaga debido a la ideología y los prejuicios más que al analfabetismo mediático.
La alfabetización mediática juega un papel más importante al reenviar o crear información. El problema es que los medios de comunicación ya no marcan la agenda como solían hacerlo bajo el sustento de códigos éticos de conducta. Las redes sociales reemplazaron este proceso fusionando el activismo digital personalizado y permitiendo que las redes surjan o distribuyan nuevas ideologías o teorías de conspiración. Además, nuevos actores se suman al cambio de narrativas para posicionar temas específicos: cuentas falsas, los “bots” y los “trolls”.
En este campo de constante disminución de medios de comunicación tradicionales, el populismo coincide con la evolución de los algoritmos de las redes sociales que se adaptan conforme a intereses de usuarios, creando la llamada “burbuja de alienación”. En esta lógica, cuando uno ingresa a una comunidad, hay un sentido de reconocimiento y pertenencia. Por lo tanto, es difícil interactuar con otros usuarios que puedan tener opiniones opuestas.
Y es que debemos de tener cuidado, cuando los líderes populistas usan las redes sociales para promover la desinformación y el discurso del odio, los resultados esperados en el mundo en línea pueden llegar a lo que estamos experimentando actualmente en el mundo real: violencia, extremismo, racismo y sexismo.
Esta columna fue escrita por:

Coordinadora de Proyecto México
Fundación Friedrich Naumann
Imagen principal: Página Oficial de Andrés Manuel López Obrador